COMPARATIVA: TOKINA RMC 24 mm f 2,8 vs. VIVITAR 24 mm f 2

Redacción.- Entre los usuarios de objetivos manuales circulan muchos mitos, prejuicios y algún que otro bulo de consideración (como consuelo queda el que ocurre lo mismo en todas partes). La virtud de las pruebas de campo pasa por someter estas prevenciones a un severo escrutinio, con objeto de dilucidar qué tienen de certero y qué de patraña. Como es lógico, ello no puede impedir que dichas patrañas sigan circulando, pero siempre con el aliento en el cogote de la verdad contrastada.

Uno de estos ideas recibidas es que el rendimiento de un objetivo luminoso diafragmado resulta más o menos equivalente al de uno más lento a plena apertura (véase el artículo "Objetivos luminosos: sí, no, según..." en esta misma revista). ¿Es siempre así? En caso afirmativo, carecería de sentido el entusiasmo colectivo (y el deseo ilimitado) que suscitan los 2.8, 1.4, 1.2... según la focal de que se trate. Si un modesto 3.5, 2.8 o 1.8 pueden proporcionarnos a plena apertura resultados equiparables a sus homólogos luminosos diafragmados, ya no tendría sentido efectuar desembolsos astronómicos por estos últimos, más allá de la compulsión coleccionista o el fetichismo morboso.


Vaya por delante que la comparativa que vamos a realizar no tiene pretensión universal, es decir: no va a responder de manera radical y definitiva a esta pregunta, pues no es posible equiparar ópticas distintas de fabricantes diferentes tomando como único criterio su luminosidad. Pero sí que nos puede dar una pauta que invite a la reflexión y, sobre todo, a la relativización de las opiniones concluyentes y excluyentes en este tema.

Bien, al toro. Nos aprestamos a comprobar cuál es el comportamiento de sendos angulares (24 mm) salidos de las fábricas de Tokina y Komine (en este caso, bajo el amparo y diseño de Vivitar), uno de luminosidad estándar y el otro, rápido y aureolado de cierta fama. Se trata de una prueba de campo realizada bajo parámetros controlados y comunes, por lo que los resultados sí resultan plenamente comparables entre sí. Se analizan la resolución (recurriendo a la carta ISO), las distorsiones geométricas, las aberraciones cromáticas, la reproducción del color, el rendimiento a infinito, el comportamiento frente al contraluz y, de manera indirecta, el contraste.


La cámara utilizada es una Olympus E-410 montada sobre un trípode y enfoque por "live-view" con lupa (excepto en el caso de las tomas a infinito, por motivos obvios). En las capturas con luz disponible, se ha disparado a ISO 100 y 5300K; en las realizadas en estudio, con una fuente de luz incandescente cenital direccional y 3000K. Las eventuales correcciones de exposición que se han aplicado lo fueron de manera homogénea, por lo que no perturban la validez de la prueba, excepto allí donde se indica lo contrario. Siempre se ha disparado en modo manual, para garantizar el mismo valor de exposición. Los archivos RAW se han revelado con Olympus Studio 2, aplicando por defecto los valores ajustados en cámara (contraste -2, saturación +1 y nitidez +1), excepto en las capturas de la carta ISO, que se han reducido todos a 0 para no distorsionar el sentido de la prueba.

1. VISIÓN GENERAL.

Nos encontramos ante objetivos angulares. Sin embargo, al probarlos en una cámara del formato Cuatro Tercios, se convierten en focales otrora llamadas "estándar", es decir, que brindan una perspectiva bastante equilibrada sin los inconvenientes propios de este tipo de ópticas en paso universal (sobre todo, viñetado, caída de resolución en las esquinas y distorsión de barril a plena apertura).

Si el Tokina se inscribe voluntariamente en una línea "consumer", el Vivitar sube un peldaño y se codea, de facto, con los Series 1 de la marca. Respecto al rótulo "RL Edition", carece de relevancia real, pues se trata de un mera reclamo publicitario: los objetivos de esta serie proporcionaban una garantía de fábrica de ocho años, respecto a los cinco del resto del catálogo.

El Tokina es un objetivo bien construido, sólido y no excesivamente ligero. Su aspecto general no resulta pretencioso y su aspecto es modesto y compacto. Su número de serie es el 7905136. Su diafragma de seis palas sólo cierra hasta f16 y carece de medios clics. Una de sus prestaciones interesantes es su distancia mínima de enfoque, de 27 cm, aunque para ello tenemos que realizar un giro de 180 grados. El diámetro de filtros es de 52 mm.

El Vivitar, por su parte, comparte con el Tokina su compacidad y buena construcción, aunque es un poco más largo. No es un detalle baladí: basta recordar que el angular luminoso que Kiron construyó para Vivitar (28/2.5) era realmente grande y pesado... Con ello queremos decir que, lejos de ser un hándicap, la modestia en las proporciones de este objetivo es una ventaja, pues permite gozar de una óptica avanzada en un cuerpo contenido. Su número de serie es el 28500150, lo que confirma que salió de la factoría de Komine. Está dotado de un diafragma de seis palas que cierra hasta f16 (aunque, al contar con una apertura máxima de f2, no es equiparable al Tokina) y sí dispone de medios clics. Su distancia mínima de enfoque es de 30 cm, pero se alcanza en un giro de poco más de 90 grados, facilitando la operación de enfoque próximo. El diámetro de filtros es, también, de 52 mm.

Con todo ello podemos concluir que las eventuales diferencias entre uno y otro objetivo habrá que buscarlas dentro de ellos, en su fórmula óptica, antes que en su aspecto exterior, que resulta bastante parecido.

2. RESOLUCIÓN (ISO chart).

Como se ha dicho más arriba, se ha disparado con una fuente de luz incandescente cenital direccional, orientándola de modo que las eventuales sombras queden minimizadas. La distancia de la carta respecto al plano focal es de 68 cm, margen necesario para cubrir por completo el fotograma con la imagen de la misma; ello supone un notable esfuerzo para ambas ópticas, pues no están optimizadas para enfoque próximo sino para capturas a infinito.


Aun así, en términos de resolución en el centro, sí es posible comprobar que el rendimiento de ambas es bastante parecido, aunque el Tokina acusa una evidente azulada y aberración cromática en las zonas de alto contraste. El viñetado, marginal por el factor de recorte aplicado, está muy bien resuelto en ambos casos. Eso sí: el rendimiento en las esquinas es menor en el caso del Vivitar, a pesar de haberse diafragmado medio punto, hasta f2.8... Es probable que haya que imputar este comportamiento al diseño del tubo del objetivo, cuya longitud pasa factura en este punto.

Tokina
Vivitar

Otro aspecto que nos ha llamado la atención es que, como se puede apreciar, la cobertura real de ambos objetivos no coincide, resultando algo más restringida en el caso del Vivitar. No contamos con los recursos técnicos necesarios para ir más allá y precisar cuál es la focal real de ambos objetivos, pero resulta evidente que el Tokina ofrece una perspectiva algo mayor.

A la izquierda, Tokina; a la derecha, Vivitar

A la izquierda, Tokina; a la derecha, Vivitar

Por último, el Vivitar resulta más contrastado en términos generales, lo cual vamos a poder constatarlo en pruebas sucesivas. Este valor contribuye extraordinariamente a incrementar la impresión subjetiva de nitidez.

3. REPRODUCCIÓN DEL COLOR.

Tokina
Vivitar

En esta prueba, los resultados se equiparan extraordinariamente: los tonos son muy parecidos, agradables y fieles al motivo original. A diferencia de la prueba con la carta ISO, tanto el contraste como la nitidez resultan bastante parejos, careciendo el Tokina de la dominante azulada detectada en el caso anterior. No se ha realizado recorte al considerar que, en este caso, en el valor testado no era especialmente relevante.

4. DISTORSIONES GEOMÉTRICAS.

Tokina
Vivitar

Disparando a una distancia de 1 m del motivo, y conservando escrupulosamente el mismo valor de exposición, constatamos que: a) el Vivitar adolece de una distorsión de barril ligeramente superior al Tokina; y b) que el Tokina, en condiciones de luz disponible, posee un comportamiento algo errático, al subexponer claramente y brindar una dominante menos neutra que el Vivitar. Estas diferencias se pueden explicar por un comportamiento distinto en la transmisión de la luz al sensor en uno y otro caso, en función del ángulo de incidencia de la fuente luminosa, así como de los revestimientos utilizados y de la propia fórmula óptica de cada uno de ellos.

5. RENDIMIENTO A INFINITO.

Vamos a utilizar sendos recortes de una misma captura para ilustrar dos valores distintos, el rendimiento a infinito y las aberraciones cromáticas.

A la izquierda, Tokina; a la derecha, Vivitar.

En este parámetro sí se evidencian las notables discrepancias entre uno y otro objetivo. Aunque no se aprecia una diferencia de nitidez correlativa al propio hecho de que el Vivitar trabaja diafragmado y el Tokina, a plena apertura, el contraste es muy superior en el primer caso, con lo que la calidad de la imagen final también sube.

A la izquierda, Tokina; a la derecha, Vivitar.

6. ABERRACIONES CROMÁTICAS.

Aquí podemos decir que ambos objetivos están bien servidos. Cierto es que el motivo no puede resultar más comprometido: desconozco un sujeto menos grato en este plano que unas delgadas ramas arbóreas recortándose sobre un cielo nublado... Puede que el Vivitar se comporte de una manera algo más homogénea. Queda también evidente la dominante fría del Tokina.

A la izquierda, Tokina; a la derecha, Vivitar.

7. COMPORTAMIENTO AL CONTRALUZ.

En esta prueba saltan todas las alarmas con el Tokina, que materialmente "se ciega" ante el exceso de luz y reduce el motivo a una mancha de color.... y eso que (como se puede comprobar por la tonalidad apagada del cielo) se ha bajado medio punto la exposición para lograr discernir algo entre tanta mancha. En este punto sí que el Vivitar se revela como un gran objetivo, pues brinda un contraste más que suficiente y una calidad de imagen sin duda superior a su competidor. Y es que el hecho de trabajar diafragmado le permite, al menos en tomas comprometidas como ésta, hacer frente a retos que un objetivo a plena apertura difícilmente puede superar.

A la izquierda, Tokina; a la derecha, Vivitar.
8. CONCLUSIONES.

Reconocemos que la prueba realizada puede resultar algo inusual, dado que se comparan dos objetivos de gamas distintas trabajando en circunstancias dispares, pues si "el bueno" se beneficia de trabajar diafragmado, el "malo" debe hacerlo a plena apertura... Aun así, sí que podemos sacar algunas conclusiones: por ejemplo, que según cómo y según para qué, no hay tantas diferencias como podría suponerse... Si en reproducción del color ambos objetivos andan a la par, en términos de contraste y resistencia al contraluz el Vivitar le da al Tokina sopas con honda. Éste último, en cambio, presenta menores distorsiones geométricas y una mayor resolución en las esquinas, incluso a plena apertura.

Si para un uso general el Tokina nos parece plenamente usable, a pesar de sus lógicas limitaciones, el Vivitar proporciona un mayor rendimiento y unas mejores prestaciones. Lo que no tenemos claro es que si éstas últimas justifican la diferencia de precio que puede darse entre uno y otro en el mercado de ocasión.

Al final, como casi siempre, todo se resume en un asunto de gusto, presupuesto y opciones de usuario...