La alternativa "low cost": dos 135 mm f 3,5 a pie de obra

Redacción.- Como el lector de Objetivos Manuales ya habrá deducido a estas alturas de travesía, en nuestra web no cultivamos esa extendida y acendrada adoración por las ópticas míticas, los modelos venerados y los ejemplares excepcionales en los que todo fabricante de material fotográfico pueda haber volcado su sapiencia. Diseños osados, recubrimientos mágicos, grupos flotantes, tierras raras... No. Aquí somos de la opinión de que, en el peor de los casos, y siempre que se encuentre en perfecto estado de revista, el más humilde de los objetivos puede suponer una herramienta suficiente para la mayoría de los usuarios. Por supuesto, estamos hablando de instrumentos para afrontar situaciones comunes, de escasa exigencia y dando por supuesto el dominio, por parte del fotógrafo, de las técnicas para optimizar su propio equipo... nada de instantáneas a la la luz de una vela, por ejemplo. Pero, seamos honestos: ¿acaso estamos nosotros mismos a la altura de nuestros objetivos? Muchas veces, nos sacan dos cuerpos de ventaja... Y, sin embargo, siempre queremos más, creyendo que una décima de luminosidad o un elemento con un revestimiento de fluorita va a obrar el milagro y permitir que consigamos, por fin, imágenes impactantes. Vana ilusión. Todos conocemos propietarios de fabulosos equipos cuyas instantáneas podrían haber sido captadas con una elemental cámara compacta... de 5 megapíxeles.

Foto de Félix Vaquerizo con el Nikkor 135 mm f 3,5

Para tratar de aportar argumentos en favor de esta hipótesis de trabajo, a saber, la de que el hábito no hace al monje o, en nuestro caso, que ni el mejor objetivo hará bueno a un fotógrafo mediocre, presentamos hoy dos objetivos considerados, en su día, los parientes pobres de sus respectivos artífices. Se trata de sendos teleobjetivos de una focal corrientísima para la época, 135 mm, y una luminosidad relativamente pobre, f 3,5... eso sí, salidos ambos de las factorías de fabricantes de postín, Nikon y Minolta. A mayor abundamiento, en este último caso se trata de un ejemplar perteneciente a su "gama baja", llamada Celtic, teóricamente de menor calidad constructiva y óptica. Su diseño, muy elemental (apenas cuatro elementos); su distancia mínima de enfoque, considerable (casi metro y medio); su rendimiento en términos estrictamente ópticos (resolución), justísimo... en fin, sobre el papel, para echarse a llorar.

Fotos de José Luis Trullo con un Minolta Celtic 135 mm f 3,5

Pues bien, a pie de obra, se trata de unos objetivos no sólo usables y suficientes para una multitud de ocasiones fotográficas, sino incluso... ¡buenos! Fáciles de usar, de comportamiento correcto ya a plena apertura, nítidos y contrastados en tomas de sujetos bien iluminados, con una distorsión geométrica contenida y unas aberraciones cromáticas dentro de lo aceptable, pueden brindarnos resultados más que satisfactorios en todo tipo de situaciones: arquitectura, reportaje urbano, fauna doméstica, paisaje, primeros planos... Ciertamente, al calzarlos en cámaras del formato Cuatro Tercios sus eventuales defectos se minimizan, pues éstos suelen concentrarse en extremos y esquinas del fotograma... pero, bueno, como se dice en esta misma página, ¡es que el 4/3 es la mejor opción para utilizar los objetivos manuales! Y, encima, duplicando la focal al recortar el formato a la mitad. ¿Qué más queremos?

Bien es verdad que, como reza el adagio, "no hay 135 mm malo"... Baste como ejemplo la sensacional comparativa a la que se ha sometido a una auténtica constelación de estos teleobjetivos en el blog Pruebas de Fotografía, donde el más humilde le saca los colores (literalmente) a la joya de la corona.... y hasta aquí podemos leer: el lector puede sacar sus propias conclusiones, estudiando con detenimiento dicha comparativa. Se dirá... es que los recortes al 100% son flojos: pero, ¡hombre de Dios! Tú, ¿qué captas con tu cámara? ¿Imágenes o... recortes? Si el destino que vas a darle a tus fotos es la web o ampliaciones de hasta 20x30 cm, te bastará y te sobrará con ellos, y aún con mucho menos.

Foto de Félix Vaquerizo con el Nikkor 135 mm f 3,5

Tampoco es que prediquemos en el desierto. De hecho, son crecientes las voces de usuarios que ponen en valor la usabilidad de este tipo de objetivos "básicos", y se muestran poco dispuestos a efectuar desembolsos exorbitantes por medio paso más de diafragma... Hace unos días, el propietario de un reconocido establecimiento de fotografía nos comentaba que, ante la duda de un cliente a la hora de hacerse con un 28 mm manual, probaron sobre el terreno un rudimentario Yashica y un flamante Distagon... y el usuario se decidió por el primero, ante los resultados visualizados en el monitor del ordenador. Incluso ya existen webs dedicadas ex-profeso a este, digamos, "culto a la común", caso de Low Cost for DSLR... En fin, todo será que, de tanto abundar en las virtudes de los objetivos de gama baja, acabemos encareciéndolos y echando a perder la ventaja comparativa que supone poder hacerse con ópticas de buena calidad a precios ridículos. Que aquí, el que no corre, vuela.